Quien Soy
Eduardo sin tierra
Yo soy Eduardo, hijo de una buena madre, nacido en Tacna, el 4 de noviembre de 1946, los días de mi infancia y mi adolescencia, trascurrieron en una vieja casa de adobes, ubicada en la zona rural tacneña, anexo de Pocollay
Aunque de todos los colegios me botaron, ciertamente no fue porque yo les fuese falto inteligencia, sino porque lo que en aquellos anodinos claustros, sus infecundos instructores trataron de inculcarme, no estimulaba mi ensoñadora naturaleza, aun así yo los he tolerado, hasta que concluí el primer grado de secundaria
Y no obstante, los primeros días de mi infancia, los pase junto a mi madre y mis hermanos, cierto, hoy muy poco lo recuerdo, tanto como siento que, aquellos mis tiempos idos, siempre estuve solo, en aquel viejo solar de adobes.
No tenía amigos, nunca los tuve, no podía tenerlos, mas ello no me importaba, la soledad y su silencio, eran mis fieles amigos, en ellos me refugiaba, en ellos se reconfortaba mi traviesa y soñadora naturaleza
Propósito de Dios
Ciertamente es que el hombre actual, se conozca asimismo, porque solo conociéndose asimismo, podrá comprender y admitir todo lo que, por Mandato de Dios, desde mis infantiles días sus Ángeles, me dieron a saber como experiencia
Mi propósito
Ciertamente es que el hombre actual, considere mi testimonio Hechos, Promesa de Dios, luego, mediante su ciencia, Séptimo Arte, reproduzca fielmente los hechos que por Mandato de Dios, lo he sobrellevado desde mis infantiles días, porque en su imagen y secuencia, está el conocimiento que por siglos anhelo.
Y si el hombre actual, valora mi testimonio, entonces los Ángeles de Dios, confirmaran mi testimonio, ya que, que propósito tendría Dios, dándome desde niño, conocimiento como experiencia, que no sea el que, la humanidad toda lo supiese.
Mis sueños
De niño tuve un sueño, una gran ilusión, crear una sola nación, desde Rio Grande hasta la Antártida, desde el Atlántico al Pacifico, una nación prospera y agradable a Dios y a los hombres de buena fe, hacer de Tacna, una región autónoma, universal
Ciertamente
Mis infantiles sueños, solo serán feliz realidad, si los hombres todos, aprecian, admiten mi testimonio, como Propósito de Dios, entonces sus Ángeles manifestándose a través de mi, lo autenticaran, pero si ello no ocurriese, con el espíritu dolido y sin luz en la mirada, de la tierra partiré, pues sabré que vano fue, el Propósito de Dios y mis pasos sobre la tierra
Destino
A la vera del rio Caplina brote.
Y sin que afrenta o blasón me ciña, entre polvorientos cerros crecí, mas no fue brío mío, ni logro ajeno, lo que acrisolo mi espíritu, sino que fui, designio que el Empíreo Cielo dispuso.
Y, si a mis albos días, de oscuridad y luz plena, Dios colmara, no me fueron más bellas ni menos horridas, aquellas pendientes y encumbradas vías, que de éxtasis y pavura, la razón no me embriagase
Y si por ello, fui menos querido y comprendido, no del mundo, ni tan de Tacna tierra seca y dura, del cual he nacido, oídos no me dieran, ni alabanza o vituperio espero.
Cierto con el espíritu dolido y sin luz en mirada, de mi lar abre partido, non de Dios, ni de mortal alguno a exaltar mi canto y mi memoria, mereciera… Eduardo
Ciertamente creas o no, en profetas o sabios, cuando la muerte apagándote la luz de tus ojos, te haga emprender el viaje sin retorno e imponiéndote su eterna ley, la tierra reclame tus mortales despojos ¡Sépalo!, esos instantes sabrás de quienes, hablándote de los eternos misterios, te impusieron dogma y sumisión, ciertamente ellos contigo no estarán, pues solo el recuerdo de tus felices y aciagos tiempos idos, te harán fiel compañía, en tu largo encaminar hacia lo incognoscible
Se pues, siempre sabio y meditado, y así fácil, no morderás sebo humano, cuando con solo levantar el mirar, te darías cuenta que, el cielo girando a vuestro entorno e exhibiendo su eterna magnificencia, con ilusión a sus deliciosos infinitos os llama.
Mas si bajas el mirar y muy alegre, a fervores humanos te entregas, cierto haciéndote fiel compañía en tu encaminar hacia lo incognoscible, la consciencia te hará saber, con que crueldad flagela el recuerdo
Hombre yo te diré
Y si intrigado o aguijado por la sed de saber, sigues las líneas de mi testimonio, como una suave estela, seguiría el curso de mi linda piragua, luego de verme bogar por el ancho mar, cerciorarte con que animo, busco propicia playa y echo amarras
O con avizor ojo y sabio seso, ansiando saber porque senderos y marismas, yo me abrí paso, para así saber, si por celestiales he infernales realidades anduve, y de ello, con veraz y encomiado ánimo, os doy a saber
Y si maravillado, consideras que he complacido vuestras expectativas, el deseo que desde el Alto Solio descendió, llegue y conmueva vuestro corazón, y así, mis infantiles alegrías y quebrantos, no le abran sido vano al Empíreo Cielo, sino el rescoldo de un divino y loable propósito
Y así sabiéndolo, no prenda en vuestro corazón, miedo a la muerte, sino que brote un dulcísimo canto de amor y alabanza a Dios y su eterno orden, y este, se refleje en vuestros ojos, como se reflejaría en un bello y pulido rubí, el más vivo fulgor de Sol
Dulce Añoranza
Oh, deidad de mis ensueños, si de nuevo en tu regazo yo me viera, a vos dulce ilusión, con que fervor le imploraría, que si a mis tiempos idos volver pudiera y en el lar, que hizo latir con dulce furor mi infante corazón, de nuevo yo me viese, ese aciago y dulce tiempo Oh, dulce ensoñación, dejarlo quizás, nunca yo quisiera
Oh, mía fantasía, travieso y dulce desvarió, tú que sembrasteis el jardín de mis infantiles sueños, de aciagos y dulces avatares, accede a mi clamor y alienta mi alicaída inspiración, así pueda yo coger, cuan preciado laurel aquel, mas si en mis ensueños, floreciera la idolatrada madre mía Oh, dulce fantasía, jamás dejare de amar la fuente, que en mi corazón emana, dulce melancolía
Y si por junglas y desiertos, cual inmigrante yo me viera, o bogando el ancho mar, en lejanas playas mi piragua toque fondo, y tierra extraña, patria me ofreciera, sé que en esos extraños lares, no hallaría consuelos mis pesares, si en ella no floreciere, tierra igual a la tierra Mía
Aunque rodando el vasto mundo, en regios palacios yo me viese, si de emoción mi corazón no late, sabré entonces que antes de venir al mundo, a mis adobes mi corazón ya consagrado estaba
Oh, Dios, si bien sabes que, solo esos sumisos adobes, paz a mi alma, sumisa paz daría, dejadme entonces volver a mi pasado, y así la vieja y sangrante herida, no lastimara tanto, ni fatiga tendrá mi ensoñación, ni sollozara mí inspirado canto
Aunque a mis cursos, la noche y su lúgubre perfil, me es ya próxima y sienta frio, aquellos días que fueron mí pesar y mi contento, lo amo a pesar de mis quebrantos, más algún día tendré que partir tras el destino que, por mi carne ya implacable clama
Aun así, Tacna tierra Mía, sin lágrimas de tu regazo partiría, si supiese que el Empíreo cielo, florece tierra igual a la tierra Mía, pues sabría que allí, paz y dulcísimo consuelo, mi travieso espíritu encontraría… Eduardo